top of page
  • Spotify Sacha Nairobi
  • YouTube Sacha Nairobi
  • Instagram Sacha Nairobi
  • Soundcloud
  • Flickr fotos by Sacha Nairobi
Buscar

Nota número 2

Nota Número 2


Agradecido y desdichado, así se sentía Víctor, viendo desde su ventana los árboles radiantes de verdor. Afuera llovía, adentro estaba la calma de los casi 50 años, tiempos repletos de aventuras no soñadas pero enfrentadas con valentía.

Esperaba la entrega de los cachorros, Oliver y Pibe, dos inquietos caninos que orinaban sobre su paciencia hasta hacerlo perder la razón que nunca tuvo ni tendría. Él, que jamás se imaginó en el papel de padre, se había visto obligado a asumir la responsabilidad, adentrándose con torpeza en un terreno minado de ansiedad inocente y miradas penetrantes.

Mientras la espera se prolongaba, decidió repasar sus notas, un registro obsesivo, anotado día tras día en su cuaderno. Su padre le había inculcado la costumbre de apuntar todo lo pendiente, sin un orden específico: 1. Pagarle al Sr. Arturo el arreglo del carro. 2. Pedirle perdón a mamá por decirle la verdad. 3. Ir al banco para hacer el depósito del seguro. Como no tenía dinero en ese momento, decidió resolver la nota número 2.

Para Víctor, tachar la nota tenía casi la misma trascendencia que resolver el asunto en sí. Con una determinación pragmática, tomó el teléfono. El objetivo era claro: tachar, borrar, anular esa nota con su bolígrafo negro de punta fina.

Su madre contestó con un tono de resentimiento apenas disimulado: —Hola, hijo.

Víctor respondió con una voz que recordaba el lastimoso llanto de sus cachorros: —Hola, mami. Mami, disculpa. Lo que te dije fue porque te amo. Sé que debo mejorar mi forma de expresarme, pero lo hago por tu bien, porque si tú estás bien, yo también lo estoy.

Un silencio de cinco segundos, que para Víctor fueron 10, precedió la respuesta de su madre, un simple y aburrido: —Sí, hijo, tranquilo. Ya lo sé.

Un sentimiento de alivio y gloria inundó a Víctor. —Te amo, mi vieja —dijo—. Te dejo para que descanses de tanta emoción. Besos.

Ella, acostumbrada a la forma práctica y a menudo superficial con la que su hijo resolvía los conflictos, respondió con un aburrido: —Ok, hijo. Te amo.

Víctor, agradecido y aliviado, buscó su mejor bolígrafo para tachar la nota número 2, que revisándola entre todas, llegó a la conclusión de que era la más importante, porque a pesar de sus $40.000 en deudas sumadas de cada nota, su madre es lo más importante. Con el pecho inflado de orgullo y una obsesiva sensación de satisfacción, tachó la nota y despegó la hoja, listo para reescribir sus pendientes, liberado de la mancha de ese asunto resuelto.

De repente, suena el timbre y se levanta heroico a enfrentar y enumerar sus nuevas aventuras.

ree

 
 
 

Comentarios


Thanks for submitting!

© 2023 created by Morpho Creative Group

bottom of page